Hicimos este fin de semana una visita rápida a la Feria de Cerámica de Palencia, simplemente con la pretensión de dar una vuelta y saludar a amigos y conocidos. Como es ya habitual en las ferias, se oyen muchas lamentaciones; solo hay que pararse a hablar con cualquier ceramista o alfarero para que, tras unas frases de cortesía, aparezcan las lógicas quejas: “se vende poco”, “la feria está muy floja”, “a ver si mañana cambia un poco”. Y lo malo es que estas quejas están totalmente justificadas. No se ve ninguna alegría en las compras, pasa el público, se para, mira las piezas y las comenta, pero la mayoría de las veces sigue su camino. Y eso a pesar de que en muchos casos los ceramistas han ajustado, feria tras feria, los precios. Realmente se compra barato, hay calidad (en la mayoría de los casos) y buenos precios, tanto en cerámica funcional como en decorativa o escultórica.
Hay quien nos hablaba de la necesidad de hacer ferias más pequeñas, pero, ¿realmente serían ferias atractivas para el público si tuvieran la mitad de puestos? La teoría es que los que estuvieran venderían más, con menos “competencia”, pero no está claro que sea una buena idea hacer ferias que no aporten una amplia variedad de productos.
En la de Palencia (como en otras) sorprende la variedad: algunos puestos son una auténtica exposición con piezas de una calidad que no desentonaría en cualquier galería (si las hubiera), pero otros…; bueno, quizá sea difícil para los organizadores dejar fuera a quien se está ganando la vida pero, en algún caso se hace un flaco favor a la calidad de la feria. Lo que está claro es que si hay un valor en este tipo de feria es que hay que diferenciarse de los que se ve en las tiendas de “todo a un euro”.
En cualquier caso, la idea general que se oye es que hay que aguantar y no bajar la calidad buscando la venta fácil, es de esperar que vuelvan tiempos mejores. Mientras tanto, sigue habiendo ceramistas que mantienen vivas las ferias, junto a los organizadores, que suelen tener cada vez menos dinero disponible para montar las ferias. Hay que “romper una lanza” por ellos. Y comprar.
Un abrazo a todos los que estuvieron en Palencia, nos vemos en la siguiente.
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