En los últimos tiempos, vemos en revistas de diseño y similares, artículos sobre cerámica con un enfoque que, quizá, no es el que hemos tratado de promover en las revistas especializadas
Sin rechazar el beneficio que podemos encontrar en que se haga difusión a cualquier nivel de la cerámica, lo cierto es que en ocasiones vemos titulares que hablan de “la nueva cerámica” o comentarios sobre la “transformación de la cerámica tradicional”, realizados por periodistas que, cuando menos, reflejan cierta desinformación sobre la historia de la cerámica, tanto tradicional como contemporánea.
En cerámica, como en cualquier otra actividad creativa, la libertad debe estar asegurada, y no es mi intención desmerecer el trabajo de nadie. Pero lo cierto es que, en ocasiones, hablando entre ceramistas, todos coincidimos en que algunos de esos trabajos, tan bien promocionados, no llegan a unos mínimos niveles de “oficio”.
Quizá sea influencia de las redes sociales, pero parece que algunas veces es más importante que la foto quedé bien en Instagram, que tenga una cierta estética entre naïf y divertida, amable y colorida. Parece que esto es un valor más importante que el oficio, el estudio, el conocimiento de materiales y técnicas.
El resultado es que se ofrece una imagen de la cerámica que, en el mejor de los casos, parece superficial y más pendiente de las modas que una cerámica rigurosa y un oficio bien aprendido.
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Mensaje de Wladimir Vivas:
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Wladimir Vivas
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