La editorial norteamericana de la Universidad de Yale acometió un proyecto de dimensiones inabarcables para cualquier otra institución sin sus medios, tanto económicos como académicos: durante diez años se reunió el trabajo de eminentes especialistas, principalmente universitarios, de China, Estados Unidos y Japón, que colaboraron en la producción de este impresionante libro.
Aunque editado en un solo volumen, este estudio se puede considerar como un tratado enciclopédico sobre la cerámica china desde el Paleolítico hasta la Dinastía Qing. Ciertamente la publicación en un solo volumen lo convierte en uno de esos libros físicamente imponentes, un precioso objeto de deseo para los bibliófilos; sin embargo, el peso y volumen de este libro hace que leerlo sea como una sesión de gimnasio, es de suponer que la edición en volúmenes separados encarecería su publicación y entorpecería su venta, pero sería desde luego más práctico para quien convierta este libro en una herramienta de estudio.
Porque, más allá de su belleza, este libro es una impresionante fuente de conocimientos sobre la cerámica china, con lo que ello implica: la más continuada cultura cerámica del mundo, que comienza en el Paleolítico y continúa hasta la actualidad, sin romper nunca la línea de evolución. Se recogen los últimos descubrimientos arqueológicos sobre los inicios de la cerámica en China y, desde allí, se va recorriendo la historia, de forma sistemática, en profundidad, analizando los aspectos históricos, técnicos, artísticos y culturales que rodean un arte que es el máximo exponente de la cultura del gigante y antiguo país asiático. Al igual que en el ADN de un indígena del amazonas se descubre la herencia de los pobladores de Asia, en la cerámica actual de cualquier parte del mundo se puede reconocer la influencia, directa o indirecta, de la cerámica china, especialmente a través de Japón y de las exportaciones europeas.
Es imposible tratar de detallar brevemente el contenido de este libro, ya que se hace un estudio exhaustivo de cada estilo, lugar de producción o dinastía, un estudio que podría ser un libro aparte, tal es la rigurosidad del trabajo. Desfilan ante nuestros ojos las cerámicas de baja temperatura del paleolítico, las de las dinastías Xia, Shang y Zhou; la producida en los períodos de Primavera y Otoño o en el de las denominadas dinastías Guerreras; sin duda la etapa (larguísima etapa) de la cerámica imperial es la más conocida y valorada: las impresionantes cerámicas Qing, Han, Sui, Tang, Song, Liao, Xia, Jin, Yuan y Ming, hasta llegar de este modo a la última de las dinastías imperiales, la Qing (1644-1911).
La cerámica china es tan desarrollada y se extiende de tal modo en el tiempo y en el espacio, que a lo largo de sus decenas de miles de años de antigüedad (todavía no se ha establecido la «fecha de inicio») la inconmensurable masa de personas dedicadas a producir cerámica ha creado la más grande variedad de estilos. Prácticamente cualquier estilo o decoración que se produce en el mundo tiene su reflejo en algún momento de la historia de la cerámica china; gran parte de las técnicas de la cerámica (o alguna variante similar) han sido utilizadas antes por algún alfarero o artista chino, en baja y alta temperatura, esmaltes, tipos de cocción, técnicas de decoración, formas al torno o escultóricas, etc.
Un libro que puede dar, al abrirlo por vez primera, una cierta sensación de vértigo por la cantidad de información que contiene, que hace que seamos conscientes de que este libro nos puede acompañar durante años, ofreciendo satisfacciones y aportando conocimientos en cada una de sus cerca de setecientas páginas de gran formato y lujosa edición.
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