Elena Colmeiro (Silleda, Pontevedra,1932-Madrid, 2021)

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Elena Colmeiro

La semana pasada tuvimos la triste noticia del fallecimiento de Elena Colmeiro, que sin duda significa la pérdida de una de las artistas que más coherencia aportaron a la cerámica como forma de arte 

Elena Colmeiro, más allá de su obra escultórica, deja a los ceramistas la certeza de que, en el arte, es importante el inconformismo. Con la educación recibida, con las tradiciones, con las enseñanzas, con los materiales, con los procesos. Ella misma lo dijo en varias ocasiones; “Mi espíritu inquieto me hace entrar en una dinámica de romper con lo hecho, revisar lo aprendido, para dejar en la obra esa carga emocional con la que trabajo” (Revista Cerámica, Núm. 24. – 1986).

Ya en la Escuela Nacional de Cerámica de Buenos Aires, donde estudió de 1948 a 1953, se reveló contra la forma en que se enseñaba la cerámica, y recibió la que posiblemente sería para ella una importante enseñanza, y es que revelarse en ocasiones funciona; al menos a ella le funcionó, ya que se le permitió continuar sus estudios sin atenerse al curriculum prefijado para los estudiantes.

Y nunca volvería a ceñirse a lo que otros pueden esperar, en alguna ocasión comentó (hablo de memoria) que, cuando creía estar segura de algo en su obra, era el momento en que probaba otra diferente. No entendía la creación sin riesgo, y así lo confirmamos si vemos, por ejemplo en su página web) una cronología de su trabajo artístico, donde se suceden series escultóricas que están siempre en los límites de lo habitual en cada momento: la ruptura de la tradición, con sus estudios de intoriores y exteriores de vasijas, el montaje de materiales industriales, que en cierto modo rompía con el modelado y entraba en el ready made, aunque procesándolo, o en la creación de una forma de “escenarios”, el “bulto” escultórico se integraba en un entorno, en ocasiones en forma de peanas y otros como “telones de fondo”.

Su biografía sería una buena forma de analizar la cerámica de los últimos cincuenta años, pero quizá sea preferible recordar la amabilidad con la que explicaba su forma de trabajar, no exenta de firmeza pero siempre con generosidad, no fue nunca profesora pero es indudable su categoría de “Maestra”. 

Wladimir Vivas


Escultura cerámica de Elena Colmeiro


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