Residencias artísticas en Cogorderos - León

Antonio “Tony” Prieto

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Cerámica de Antonio Prieto

“Bowl”. Esmalte y sgraffito. c.1964. Colección L. Merrill.

El ceramista de origen español Antonio Prieto compartió con los grandes nombres de la cerámica norteamericana los albores del movimiento cerámico en Estados Unidos, donde desarrolló su carrera, truncada por su prematuro fallecimiento

 “Antonio Prieto, un pionero en California”

ANTONIO PRIETO (Valdepeñas, Ciudad Real, 1912 – Auckland, California, 1967)

Antonio “Tony” Prieto nació en la localidad de Valdepeñas (Ciudad Real) el 23 de agosto de 1912, aunque con solo cuatro años su familia emigró a Estados Unidos. Estudió en la Facultad de Bellas Artes de San Francisco y trabajaba en una empresa de cigarrillos cuando fue llamado a filas por el ejército, aunque no llegó a combatir en la II Guerra Mundial debido a problemas médicos. No obstante, el paso por el ejército le permitió acceder a una ayuda (la llamada G. I. Bill) para veteranos, que le dió la oportunidad de ingresar en la Facultad de Alfred, en Nueva York, donde estudió cerámica, para posteriormente comenzar a trabajar como profesor de cerámica en la California College of the Arts, en Oakland (California), en 1946. Por aquel entonces, el conocido ceramista F. Carlton Ball era profesor del Mills College y, después de su marcha, Prieto accedió a su puesto, que mantuvo hasta su fallecimiento, en 1967.

Prieto tuvo gran importancia en diversos aspectos del desarrollo del movimiento de cerámica contemporánea en la costa oeste de Estados Unidos. Por un lado entró en contacto con la cerámica de estudio británica, fuertemente influida por Bernard Leach y Shoji Hamada, a raiz del viaje que realizó en 1952 en representación de Estados Unidos a la Conferencia de Dartington, en Devon, Inglaterra. Y, por otro, su labor de profesor influyó en algunos de los ceramistas que posteriormente serían considerados el origen del movimiento cerámico en California, como Peter Voulkos o, especialmente, Robert Arneson.

Prieto fue, además de profesor y miembro eminente de la comunidad cerámica de su tiempo, un gran ceramista que ejerció, de algún modo, de puente entre la cerámica funcional o de corte más tradicional, ya que su obra fue eminentemente realizada al torno, y la modernidad, ya que siempre trascendió la función o la decoración para crear obras de arte, más relacionadas con la cerámica de Picasso o de Miró. Hay que recordar que las universidades de arte de California, durante los años 50 y 60, tuvieron un programa de intercambios culturales importantes, que permitieron las visitas, los cursos y seminarios de ceramistas y artistas de todo el mundo, por lo que Prieto, como jefe del departamento de cerámica, tuvo ocasión de trabajar y conocer a algunos de las grandes figuras de la cerámica de todo el mundo, aunque siempre mantuvo su línea de pensamiento respecto a su obra cerámica, sin dejarse influir demasiado.

Antonio Prieto

Antonio Prieto en su taller. circa 1950. (Foto: Robert John Wright, Antonio Prieto papers, 1947-1967. Archives of American Art, Smithsonian Institution.)

Fueron conocidas sus desavenencias con Voulkos, ya que no le convencía su exhuberante obra ensamblada, su gigantismo o brutalismo, aunque eso no impedía que lo apreciara e incluso apoyara en alguna ocasión. También con Arneson, su alumno más conocido, mantuvo alguna disputa cuando este comenzó a trabajar con una estética conocida por aquel entonces como “Funk”. Incluso es memorable el encontronazo que tuvo con el japonés Kitaoji Rosanjin, cuando este visitó el Mills College. Rosanjin era conocido por su vehemencia y por no callarse nunca sus opiniones y cuando, delante de Prieto, dijo de forma despectiva que sus piezas “no eran gran cosa”, este le respondió diciendo, literalmente, que las del japonés eran “cagadas y placas de horno”, lo que llevó a Rosanjin a llevarse sus piezas de la exposición en el Mills College, la misma noche de la inauguración, para exponerlas en una sala cercana.

Sin embargo, más allá de las anécdotas, el recuerdo de Antonio Prieto está unido a sus cerámicas, que todavía hoy en día se siguen cotizando en subastas y ventas. Desgraciadamente su nombre no es demasiado conocido, aunque en la historia de la cerámica norteamericana está ligado al momento en que se establecía el cambio que llevaría al aprecio de la cerámica como una forma de expresión artística.

Su amor por la cerámica le llevó a reunir una colección personal con obra de amigos y conocidos, que serían posteriormente algunos de los grandes nombres de la cerámica mundial, como Peter Voulkos, Robert Arneson, Viola Frey o Marguerite Wildenhain, entre otros muchos. Esta colección fue aumentada, despues del fallecimiento de Tony Prieto, en 1967, gracias a las donaciones de numerosos artistas que contribuyeron a la creación de una colección conmemorativa, que alcanzó más de cuatrocientas obras, que en 1970 fueron donadas por la familia al Museo del Mills College, donde se creó la Galería Antonio Prieto.

En 2004, los hijos del artista, Esteban, Mark, Peter y Paco Prieto, y su viuda Eunice Damron donaron sus notas y fotografías a la institución Archives of American Art, como parte del Proyecto de Documentación Nanette L. Laitman para Artesanías y Artes Decorativas en América, a los que actualmente se puede acceder.


Cerámica de Antonio Prieto

“Vase”, circa 1955. Gres y esmaltes. Alto, 25 cm.

Cerámica de Antonio Prieto

“Vase”, circa 1955. Gres y esmalte. Alto, 21,3 cm.

Cerámica de Antonio Prieto

Botella de baja temperatura esmaltada con reservas de cera. California, 26 cm.

Cerámica de Antonio Prieto

“Vase”. Alto, 30,5 cm.

Cerámica de Antonio Prieto

“Cuenco”

Cerámica de Antonio Prieto

“Botella”

Cerámica de Antonio Prieto

“Vase”,1959 a 1960. Gres y esmalte. Colección Fred Marer.

Cerámica de Antonio Prieto

Vasija de gres con decoración de círculos concéntricos, 1960.

Cerámica de Antonio Prieto

“Vase”, 1950. Gres.

Cerámica de Antonio Prieto

“Covered Jar”. 1950s. Gres y esmalte. (The Forrest L. Merrill Collection.)


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