“Curve-3”, 2021
El artista francés, residente en Madrid, Thomas Benech, nos ofrece la visión personal de su creación artística en cerámica
Thomas Benech: “El pensamiento en las manos”
Thomas Benech
El barro me transmite sus contradicciones. Para muchas personas es suciedad, resbaloso, poco noble. Al final la magia sólo opera cuando se encuentran los cuatros elementos aire, tierra, fuego y agua reunidos generando una nueva poesía, la cerámica.
Fue desde el principio una relación sensorial, descubriendo todo lo que se podía permitir y al mismo tiempo un miedo frente a las dificultades que iba a encontrar para expresar todo lo que tenía en mente.
Hay una lucha continua para llegar a poner en volumen mis ideas. No puedo restringir mis deseos tan fácilmente. Desde entonces busco una forma de liberarme de las limitaciones y las reglas que impone la cerámica. Estoy perpetuamente investigando nuevas formas de trabajar, las mezclas de arcilla con materia orgánica o el tipo de arcilla que debería utilizar para llevar a cabo los volúmenes soñados.
El camino se construye y la trayectoria se define a lo largo del tiempo. Cada día voy añadiendo una piedra a los cimientos del sueño que me animaba desde pequeño, ser escultor.
Empecé a tallar madera y huesos de encina a los 7-8 años. A los 9 años tuve mi primera herramienta multifunción (un motor que permitía acoplar distintas cabezas, taladradora, fresadora, sierra de calar o lijadora) para trabajar con precisión los volúmenes que cabían entre mis manos.
Gracias a la enseñanza de la profesora Renée Moal, en Versalles, antes de estudiar bellas artes, descubrí la cerámica y las técnicas requeridas para trabajarla.
Desde entonces, la magia sigue funcionando. Tras los años pasados en el taller, sigo fascinado por ver nacer una pieza de la nada o de la cabeza, tal vez de las manos. Cuando no son sobre el rostro humano, la mayoría de mis trabajos abstractos comportan una reflexión metafórica sobre la vida. Busco a través de las formas objetos meditativos, que se puedan manipular y servir de apoyo a un momento introspectivo. El vacío tiene mucha importancia en toda mi obra, es probablemente la parte central donde invito a cada uno poner sus ideas o sus pensamientos.
Recuerdo siempre una profesora de danza que decía a sus alumnos que mientras siguieran pensando durante el baile jamás se iba a poder verlos danzar, sino pensar. En la creación escultórica sigo también aplicando este consejo donde pongo el pensamiento en las manos, la sabiduría en los dedos para permitir al cerebro divagar. Sin embargo hay que estar presente y a veces parar unos minutos para escuchar la razón que sólo las neuronas son capaces de aportar.
Hasta ahora, creo sinceramente que la cerámica me ha dado mucho por entender, pero teniendo en cuenta mi conocimiento, la realidad es que me queda muchísimo más por aprender que por enseñar. Existe un largo camino para descubrir todo lo que me sigue escondiendo este material y solo puedo ser feliz de haber empezado a caminarlo y de seguir en él.
“Visage n 27”, 2012. 40 × 35 × 50 cm.
“Visage n 21”, 2011. 50 × 20 × 30 cm.
“Visage n 19”, 2011. 60 × 30 × 40 cm.
“Visage n 13”, 2011. 40 × 30 × 30 cm.
“Curve”, 2016. 20 × 18 × 22 cm.
“Curve 2”, 2021. 27 × 17 × 21 cm.
“Amor_Suspendido”, 2019. Poliuretano, 150 × 150 × 150 cm.
“Curve1”, 2021. 22 × 25 × 24 cm.
Fotos: Thomas Benech. Queda prohibida la reproducción total o parcial de este artículos por cualquier medio electrónico o mecánico sin autorización por escrito de la empresa editorial
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Wladimir Vivas
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