
“Tommy” (Plato Unplugged 1), 2017. Plato de cerámica esgrafiada y cocida. 40 cm de diámetro.
Del cómic al rock, de los jarrones tradicionales a los héroes de la cultura pop, Luis Pérez Calvo rescata con ironía y ternura los iconos de las últimas décadas para transformarlos en arte contemporáneo, de la mano de Espacio Líquido y La Gran ofrecemos en este artículo la obra de un artista que invita a recorrer una memoria colectiva y generacional
Arqueólogo de la cultura popular
Texto de Espacio Líquido y La Gran, editado por Infoceramica
Su trabajo puede describirse como una arqueología de la cultura popular, pero no se trata de un ejercicio académico ni distante, sino de una recuperación afectiva, cargada de humor y guiños, de aquellos iconos, músicas, películas y objetos que conformaron el imaginario colectivo de varias generaciones. Luis Pérez Calvo (Madrid, 1962), con la insistencia de un coleccionista y la libertad de un pintor, nos recuerda que lo que algunos desprecian como “baja cultura” fue, en realidad, el tejido vital de nuestra memoria compartida.
El artista y su memoria visual
Nacido en Madrid en 1962, Luis Pérez Calvo pertenece a una generación que creció en plena ebullición de los cambios sociales y culturales que se produjeron en España durante los años 60, 70 y 80. Su infancia y juventud estuvieron marcadas por la llegada masiva de referentes visuales que iban desde los tebeos y el cine de serie B hasta la música pop y el diseño gráfico publicitario.
Lejos de entender estos elementos como simples productos de consumo, Pérez Calvo los transformó en materia prima de su obra. En sus dibujos y collages conviven Superman y Superratón con Kraftwerk o los Beach Boys; los envoltorios de los chicles Bazooka se cruzan con reminiscencias de Patinir; la pintura negra de Goya dialoga con la estética futurista de la publicidad de los años cincuenta. Esa capacidad de hibridación es la que le ha valido la etiqueta de “arqueólogo de la cultura popular”, aunque su aproximación está atravesada por la ironía, la nostalgia y, sobre todo, por un profundo afecto hacia esos materiales.
Pérez Calvo no trabaja para reconstruir fielmente un archivo cultural, sino para “ponerlo en circulación” en nuevas formas visuales. Sus obras, basadas en el dibujo y extendidas al collage y la pintura sobre soportes tan variados como cartulina, cartón o cerámica, funcionan como cápsulas de memoria. El artista no busca monumentalizar grandes acontecimientos históricos, sino dar protagonismo a los pequeños objetos y recuerdos que construyen una historia emocional, íntima y a la vez colectiva.
En la pasada feria UVNT 2025, Espacio Líquido y La Gran presentaron un conjunto de obras recientes que funcionan como un recorrido por los intereses más característicos de Pérez Calvo. Entre los trabajos sobre papel figuran obras que homenajean a grandes bandas musicales, desde los Beach Boys, The Velvet Underground, Led Zeppelin o ZZ Top.
Cerámicas que cuentan historias
Uno de los capítulos más fascinantes de la obra de Luis Pérez Calvo es su incursión en la cerámica. Desde hace años, colabora con la Alfarería Velasco Gascón, un taller artesanal situado en Portillo, Valladolid, con el que ha desarrollado proyectos como la serie Unplugged y, más recientemente, las piezas agrupadas bajo el título Jungla.
En UVNT 2025, varias de estas cerámicas estuvieron presentes, confirmando la versatilidad del artista y su capacidad para dialogar con diferentes soportes. Los jarrones, cántaros y jarras tradicionales, torneados a mano por los alfareros, se convierten en lienzos tridimensionales sobre los que Pérez Calvo esgrafía paisajes urbanos que mutan en auténticas junglas.
Edificios amontonados, tuberías serpenteantes, animales mecánicos, ventanas repetidas hasta el vértigo, instrumentos musicales y otros elementos campan a sus anchas en la superficie de estas piezas. El resultado es un caos visual que no renuncia a la claridad narrativa: hay en ellas un aire de cómic, un pulso musical, una energía que convierte al objeto artesanal en un relato contemporáneo.
La cerámica, con su carga histórica y su vínculo con lo doméstico y lo popular, se transforma aquí en campo de experimentación. Pérez Calvo respeta la tradición formal de las piezas, pero las carga de un contenido visual que las desborda. Se trata, en definitiva, de un juego serio con el tiempo: rescatar técnicas y formas del pasado para llenarlas de imágenes que pertenecen tanto a la memoria personal como a la cultura compartida.

Luis Pérez Calvo
Entre lo popular y lo culto
Uno de los mayores aciertos de la obra de Luis Pérez Calvo es su capacidad para “desactivar las fronteras” entre lo que habitualmente se considera “alta cultura” y “cultura popular”. Al yuxtaponer a Philip Guston con la publicidad de los años cincuenta, o a las pinturas negras de Goya con la música de Kraftwerk, el artista pone en evidencia lo artificial de esa separación.
Su trabajo está atravesado por recursos como el homenaje, el guiño, el palimpsesto o la intertextualidad. Cada pieza es un collage en el sentido más amplio: no solo en la técnica, sino en la manera de pensar el arte como tejido de referencias. El espectador reconoce fragmentos de su propio pasado —un envoltorio de chicle, un superhéroe de cómic, una canción de verano— y los descubre insertos en un nuevo relato, cargado de ironía y complicidad.
En este sentido, la obra de Pérez Calvo funciona como un espejo cultural. Nos obliga a preguntarnos por qué ciertos objetos, imágenes o músicas merecen el estatus de “cultura alta”, mientras que otros, igualmente influyentes en nuestra vida cotidiana, son relegados al olvido. Al revalorizarlos desde la práctica artística, el creador madrileño no solo rescata materiales, sino que desafía jerarquías y propone un espacio común donde lo culto y lo popular se encuentran en pie de igualdad.
En tiempos de sobreproducción de imágenes y consumo rápido, Pérez Calvo propone detenerse en aquellas pequeñas cosas que marcaron nuestra vida: un tebeo arrugado, una canción de vinilo, un cartel publicitario, un jarrón torneado a mano. Todo ello, reordenado y resignificado, se convierte en arte contemporáneo sin perder su capacidad de emocionar.

“ZZ Top”, 2025. Acrílico y lápices de colores sobre cartón. 40 × 50 cm.

“NY Clubs”, 2018. Escultura de cerámica esgrafiada y cocida. 44 × 31 × 20 cm.

“Radio Activity”, 2018. Escultura de cerámica esgrafiada y cocida. 31 × 36 × 18 cm.

Jungla, 1, 2023. Jarrón de cerámica esgrafiada y cocida. 67 × 32 × 32 cm.

“Jungla”, 5, 2024. Jarrón de cerámica esgrafiada y cocida. 50× 34× 34 cm.

“Jungla, 4”, 2023. Jarrón de cerámica esgrafiada y cocida. 48 × 44 × 47 cm.

“Jungla, 3”, 2023. Jarrón de cerámica esgrafiada y cocida. 42 × 35 × 29 cm.

“Jungla, 6”, 2024. Jarrón de cerámica esgrafiada y cocida. 48 × 30 × 39 cm.
Se prohíbe el uso de texto y las imágenes de este artículo, que se publican en Infoceramica exclusivamente para la promoción de la obra del artista, queda prohibida su reproducción sin permiso expreso. Infoceramica agradece a Luis Pérez Calvo, Espacio Líquido y La Gran por la ayuda prestada para la realización de este artículo.

