Hasta el próximo 21 de julio se puede visitar, en el Centro Cultural Conde Duque, en Madrid, la exposición de cerámica del maestro Tanzan Kotoge. En esta muestra, que se inscribe dentro de las actividades del “Año Dual España-Japón 2013-2014”, se pueden admirar varias decenas de piezas, parte de las cuales están realizadas para su utilización en la ceremonia del té.
El pasado 18 de junio se inauguró la exposición de cerámica del maestro Kotoge. Este ceramista japonés trabaja sin abandonar la esencia de la cerámica tradicional de Kyoto, aunque, como él mismo nos dice, incorpora sus propios diseños en la decoración de sus piezas. En este tipo de cerámica, los ceramistas acostumbran a realizar trabajos que, siguiendo las técnicas y estética tradicional, incorporan la estética y motivos de cada creador. Tanzan Kotoge nació en 1946 en la ciudad de Himeji y fue discípulo del gran maestro Shimaoka Tatsuzo (Declarado Tesoro Nacional Viviente). Desde que en 1973 fuera seleccionado por primera vez para la Exposición de Artesanía Tradicional Japonesa de la región de Kansai su carrera se ha consolidado hasta estar considerado hoy en día como uno de los grandes maestros de la cerámica tradicional de Japón, especialmente en la cerámica de Kyoto.
Después de la inauguración de la muestra pudimos charlar brevemente con él. Kotoge se encontraba cansado, después de un viaje a Londres y pasar unos días en españa. No suele viajar a menudo a Europa, de hecho, no suele salir mucho de Kyoto, donde tiene su taller. Nos contó que Kyoto sigue siendo un importante centro de cerámica, en el que hay numerosas escuelas a las que acude mucha gente de todo Japón para aprender, especialmente las técnicas tradicionales de cerámica. Aunque, cuando le preguntamos si existe renovación en los modelos de cerámica tradicional nos contesto que “Bueno, allí se siguen manteniendo las cosas tradicionales, pero los ceramistas, basándose en la tradición, sobre todo el dibujo, inventa cosas nuevas”.
En Japón se sigue manteniendo el sistema de aprendizaje mediante el trabajo en talleres de ceramistas consolidados, sistema que se complementa con las escuelas de cerámica. Tanzan Kotoge es un buen ejemplo, ya que él aprendió el oficio de la cerámica trabajando como aprendiz en el taller de Shimaoka Tatsuzo, Tesoro Nacional Viviente y, a su vez, discípulo de Shoji Hamada. Esta “línea” es ciertamente impresionante; sin embargo, Kotoge nos deja claro que el maestro no marca decisivamente a los discípulos, dejando cierta libertad para que cada cual desarrolle su propia creatividad. En su caso, cuando terminó su período de aprendizaje con Shimaoka, en la ciudad de Mashiko, y volvió a su ciudad natal, Kyoto, comenzó una línea de trabajo diferente y no volvió a tener contacto con su maestro. Ciertamente la cerámica de Kotoge no tiene nada que ver con la de Shimaoka Tatsuzo, si no es por la forma en que ambos partieron de la tradición para desarrollar su propio lenguaje personal.
El maestro Kotoge nos comenta que, en Japón, al igual que en España, existe una clara diferenciación entre la cerámica tradicional y la cerámica actual; sin embargo, es evidente por su forma de decirlo que esas diferencias a las que se refiere son infinitamente más sutiles en Japón, ya que explicaba que “Cada uno hace cosas diferentes, pero en algunos casos se hace cerámica tradicional aunque buscando un diseño nuevo”. Ciertamente no parece que se esté refiriendo a la fractura total que en occidente encontramos entre la alfarería y la cerámica “de creación”.
Kotoge es un hombre de pocas palabras, la entrevista se desarrolla en el recinto que acoge su exposición y donde se han realizado unas sesiones de “ceremonia del té”. Enlazando con esto comenzamos a hablar sobre la dimensión espiritual de la cerámica que se realiza para esta ceremonia y que representa gran parte de su producción. Le cuento que, en una ocasión, una “maestra” de la ceremonia del té me comentó que era imposible que alguien que no haya estudiado la filosofía Zen y la ceremonia del té realice buenos cuencos para este uso. Ante mi sorpresa, cuando le digo que en Occidente muchos ceramistas realizan cuencos para el té, muy influenciados por los que se utilizan para la cerémonia, me dice “… yo hago mucha cerámica para ceremonia de té, pero no la hago con espíritu Zen. Por supuesto, hay que saber ceremonia del té, pero en realidad, incluso en Japón, muchos ceramistas no saben distinguir un cuenco para comer de un cuenco para el té, no es habitual pero allí también ocurre. No siempre es necesario hacer la cerámica con la filosofía zen presente.”
Hablamos también acerca de que, en Occidente, hay muchos ceramistas que utilizan hornos y técnicas japonesas, como el rakú, a lo que respondió de una forma que, ciertamente, no llegue a saber (quizá por la traducción) si era de condescendencia o si realmente le parecía aceptable: “Bueno, me parece bien, que hagan lo que quieran. Yo llevo cuarenta años haciendo también ceremonia del té y cuando hago cuencos lo hago con conocimiento. Cuando veo un cuenco que alguien ha hecho sin saber, lo distingo.”
Kotoge hace “pieza única”, aunque no en el sentido de obra artística que podríamos asociar a la mayoría de los escultores, pintores o ceramistas: nos cuenta que hace cuatro o cinco piezas iguales, las cuece y, después, elije la mejor, incluso dos de cada. Nos habla de las diferentes técnicas, procesos, materiales y sistemas de cocción que utiliza en función del resultado que quiere conseguir, en este sentido es en el que se nota la diferencia con los alfareros tradicionales que, como en Occidente, acostumbraban a conocer exclusivamente su sistema de trabajo habitual. Kotoge se enorgullece cuando dice: “Yo soy uno de los ceramistas de Kyoto que hago más variedades de técnicas, de formas y de decoraciones. La mayoría de los esmaltes son míos”.
Respecto a la vida de los ceramistas en Japón nos cuenta que también allí es difícil, incluso que es habitual que pasen veinte años “hasta puedes empezar a vivir bien de tu cerámica”. Kotoge ha ganado algunos importantes premios de cerámica y arte en Japón y esto, según comenta, ayuda mucho allí, “te hace conocido y sube tu valoración”, dice mientras eleva las dos manos con las palmas hacia arriba, al mismo tiempo que ríe de forma abierta, or vez primera desde que empezamos a hablar. Kotoge espera poder viajar a enseñar su cerámica en Europa, donde ya hay otros compatriotas suyos exponiendo de forma habitual en galerías de diferentes países.
La conversación llega a su fin, ha sido sólo un rato de charla informal, rodeado de sus cerámicas, de las que él está, con toda razón, orgulloso. Como orgulloso está al decir que su trabajo es “cerámica tradicional de Kyoto”, aunque a continuación, y con el mismo orgullo, dice que “todos los diseños son originales míos”. Ciertamente hay que reflexionar sobre esta forma de entender que la creatividad no está reñida con la cerámica tradicional.
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La exposición de Tanzan Kotoge se puede visitar hasta el 21 de julio.
Centro Cultural Conde Duque
Calle Conde Duque, 11
28015 Madrid
Tel. 91 480 04 01
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Texto y fotografías: Wladimir Vivas.
[contentbox headline=”” type=”normal”]Infocerámica agradece al centro Arte y Cultura de Japón, en Madrid, por la colaboración prestada para la realización de este artículo, al propio artista por la entrevista concedida y a Ozawa Takuya (arquitecto y diseñador), por su labor de traducción.[/contentbox]