Yuhki Tanaka

by Infocerámica

La prefectura de Saga, al sur de Japón, fue, por su proximidad a Corea, la vía de entrada de los ceramistas coreanos que llevaron (aunque muy a su pesar) sus conocimientos sobre la porcelana a Japón. Nombres como Imari, Arita o Karatsu forman parte de la historia de la porcelana desde hace siglos, pero fue a partir de mediados del XIX, con el nuevo período Meiji, cuando esta zona geográfica vivió una explosión en la manufactura de la porcelana.
En este ambiente nació en 1965 Yuhki Tanaka, en el seno de una familia dedicada tradicionalmente a la cerámica. Sin embargo, Tanaka no se consideró predestinado a dedicarse a la cerámica, por lo que  estudió escultura en la universidad de Tokio, desplazándose posteriormente a Reino Unido y Estados Unidos, donde realizó varias exposiciones de escultura de gran formato, principalmente en madera, aunque, como él mismo asegura, nunca llegó a estar del todo contento con la marcha de su trabajo.

Yuhki Tanaka

Yuhki Tanaka torneando durante el curso impartido en Nigrán, "Periferias 2009"

Tanaka tenía un profundo conocimiento de las técnicas de la cerámica, ya que durante un tiempo trabajó en la fábrica familiar, por lo que pensó que, dado que en el mundo de la escultura la porcelana era una desconocida, podría ser una buena idea utilizar sus conocimientos. De ese modo comenzó a trabajar la porcelana de una forma atípica, creando esculturas de gran tamaño, de paredes gruesas y muy pesadas. Después de exponer este trabajo por vez primera en 1989 decidió seguir investigando esa línea, en la que finalmente ha conseguido resultados espectaculares, tanto desde el punto de vista técnico como artístico.
A raíz de un encuentro con una ceramista holandesa, con amplia experiencia en la incorporación de fibra de papel a la porcelana, Yuhki Tanaka decidió, en el 2000, pasar un tiempo trabajando con estas técnicas en el European Ceramic Work Centre (EKWC), en Holanda.

Yuhki Tanaka

Taller de Yuhki Tanaka en Japón

Posteriormente comenzaría su investigación sobre las deformaciones producidas en las grandes piezas de porcelana durante el proceso de cocción. Este trabajo es en el que está inmerso en estos momentos, y que forma el, digamos, cuerpo central de su obra creativa. Sin embargo, en la personalidad de Tanaka como ceramista parece evidenciarse la herencia japonesa de alfarería y fabricación tradicional, ya que, a pesar de haber expuesto sus esculturas por todo el mundo, habla con igual intensidad de todos sus trabajos, que van desde las piezas decorativas de porcelana a la cerámica funcional, principalmente vajillas de porcelana decorada.
En este sentido, es curioso oírle contar anécdotas acerca de la producción que hace de figuras de animales en porcelana. En Japón es constumbre asignar un animal a cada año, que él produce en series de unas cien figuras alusivas. En muchos casos para un artista occidental ese sería un trabajo del que no se sentiría demasiado orgulloso; sin embargo, Yuhki Tanaka cuenta divertido cómo ha de adaptar las figuras a las exigencias del mercado: modeló una rata, pero se vio obligado a hacerla más pequeña, ya que los compradores no parecían muy contentos de tener una rata de cincuenta centímetros de alto en sus casas. También produce vajillas de porcelana decoradas con técnicas  y motivos tradicionales.
Estos trabajos, que podrían parecer básicamente alimenticios,  Tanaka los considera parte de lo que significa ser ceramista. Aunque ha tenido una formación artística, en el sentido occidental, su forma de entender el trabajo del ceramista está, sin duda, marcado por el concepto japonés. En unos pocos días que compartimos con este artista con motivo de los cursos «Periferias», en Nigrán, pudimos ver que sus intereses estéticos pasaban de la porcelana más pura a la cocción en un horno primitivo, del uso de moldes de gran tamaño a la utilización del torno, de la delicada decoración bajo-cubierta a las gruesas gotas de vidrio, producto de la ceniza de la madera.

Yuhki Tanaka

Los ayudantes de Yuhki Tanaka manejando el horno construido en "Periferias 2009"

En este mismo sentido es también destacable su propuesta sobre los «cairn». Esta palabra designa los amontonamientos de piedras que se observan en diferentes partes del mundo, hechos por diferentes culturas como hito o marca del terreno, en un cruce de camino o en la cima de una montaña. Tanaka nos cuenta que los budistas dan significados filosóficos a estas costumbres, pero que a él le gusta verlas como algo cercano e íntimo: cuando las contempla recuerda a su familia, a los que le esperan en su hogar y a los que ya no están. Y ese mismo sentimiento busca en sus cerámicas, que produzcan sensaciones a quien las contempla o las utiliza, más allá de la belleza o el placer estético. Quizá por ello, cuando explica su recreación de los «cairn», consistente en piezas de torno que se acoplan unas encima de otras, destaca la posibilidad que ofrecen de variar el orden en que se apilan las piezas. Una cura de humildad para el creador, que otorga a los demás la posibilidad de variar su propia obra.
En su obra escultórica Yuhki Tanaka explora los límites de la porcelana, sus grandes y pesadas piezas se hacen en moldes y la forma definitiva se consigue durante el proceso de cocción. Cuando la obra de un artista depende físicamente de los «procesos» debe estar perfectamente pensada antes de comenzar; no debe dejarse nada al azar, ya que en caso contrario esos mismos procesos podrían tomar un protagonismo excesivo. Efectivamente, eso se intuye en la obra de Tanaka: las piezas son de una perfección técnica difícil de superar y la cocción está calculada con gran precisión, tanto la forma de cargar el horno como la curva de cocción, con la intención de controlar la deformación al milímetro. Sin embargo, el resultado no nos habla de habilidad técnica, sino de sentimientos; es difícil expresar pasión en una superficie blanca y lisa, pero Yuhki Tanaka lo consigue con sus curvas y volúmenes, que en ocasiones parecen orgánicos o producto de la acción del agua, y en otras nos recuerdan elementos de un extraño laboratorio para titanes.
Las esculturas y la forma en que las presenta, los montajes y los espacios expositivos que crea Tanaka nos transmiten una suerte de poesía del silencio. Es difícil buscar un solo componente en sus obras, encontramos historia, técnica, sentimientos y, como pudimos comprobar al conocerle, una gran pasión al hablar de la naturaleza que ve mientras trabaja, del color del campo en la primavera y el otoño y del impresionante aspecto de la nieve y el lago frente a su casa.

Wladimir Vivas

Publicado en Revista Cerámica, Núm. 115, pág. 87, año 2009. Descargar PDF (140 kb)

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